Esta casona asturiana, construida entre 1800 y 1840, ha sido un testigo privilegiado de una parte significativa de la historia de la Catedral de Oviedo y por extensión, de la propia ciudad y de toda Asturias.
Resulta sorprendente cómo, a pesar de los numerosos avatares que ha sufrido la Catedral de San Salvador a lo largo de su historia reciente, esta casa ha permanecido intacta, conservando su estructura original desde su construcción, como si hubiera tomado atenta nota de cada acontecimiento que marcaba el devenir de la catedral y, por ende, de Oviedo.
Aunque no se dispone de una fecha exacta de construcción, los datos disponibles sitúan su edificación entre 1800 y 1840. Esto la convierte en un observador directo, incluso en sus primeras etapas, de momentos cruciales como la reunión de la Junta General Asturiana en la Catedral el 25 de mayo de 1808, donde se declaró la guerra a la Francia de Napoleón Bonaparte por la invasión de España. Esta declaración fue leída desde el balcón de la puerta de la Limosna, justo enfrente de esta casona.
Con la llegada del siglo XX, la catedral vivió su etapa más sombría, y esta casa continuó siendo testigo de hechos históricos relevantes. En octubre de 1934, la revolución obrera prendió en Asturias, convirtiendo la catedral en un campo de batalla donde se atrincheraron las fuerzas leales al gobierno civil. En su intento por tomar el templo, las fuerzas obreras tomaron la drástica decisión de colocar una carga explosiva de unos 400 kg en el muro de la cripta de Santa Leocadia. La explosión resultante destrozó la Cámara Santa, con sus joyas y el Santo Sudario, además de parte del claustro posterior.
Unos años más tarde, durante la Guerra Civil, la catedral volvió a ser el centro de intensos enfrentamientos, llegando a recibir hasta 160 cañonazos. Los daños fueron considerables, no solo en la catedral, sino también en su entorno. Es un misterio, quizás fruto de la buena suerte o de un milagro, que esta casa no sufriera ningún impacto directo.
Aunque menos dramáticos, la catedral vivió otros episodios notables de los que esta casa también fue testigo. Algunos fueron positivos, como la rápida reconstrucción tras los turbulentos eventos; y otros, desafortunados, como el robo que se produjo el 9 de agosto de 1977, cuando un ladrón sustrajo la Cruz de la Victoria, la Cruz de los Ángeles y la Caja de las Ágatas de la Cámara Santa, destrozando todo para meterlo en una bolsa y huir por la puerta de la Limosna, justo delante de esta casa. Afortunadamente, los restos fueron recuperados, el ladrón fue apresado y, tras una profunda restauración, las reliquias fueron restituidas a la Cámara Santa. El robo fue considerado un auténtico insulto a todos los asturianos y su resolución acaparó todos los titulares de la época.
Ya en 1996, la Catedral de San Salvador volvió a ser noticia en toda España cuando, en la víspera de Nochebuena, un grupo de trabajadores de Duro Felguera se encerró en su torre en defensa de sus puestos de trabajo, permaneciendo allí durante 318 días.
Estos son solo algunos ejemplos de parte de la increíble historia de la Catedral de Oviedo y de esta casona como testigo. La historia completa es mucho más extensa, y les animamos a explorarla en profundidad.
Aunque esta casa no pueda hablar, si lo hiciera, tendría otras innumerables historias que contar. Afortunadamente, hoy en día podemos disfrutar de su oferta hostelera de calidad (el restaurante Al Baile La Temprana, el café de especialidad Per Se Café y el bar discoteca La Piel del Tripulante) y sentarnos a imaginar cómo fueron aquellos tiempos, quizás como hizo aquel que, hace años, aprovechando las paredes oscurecidas por la contaminación de la Catedral antes de su tratamiento, pintó la prosaica frase que se popularizó en la época: ‘libertad para los que toman algo’.